viernes, 17 de septiembre de 2021

¿Ángeles o monstruos?

 

Cubierta foránea con el
título original

Esta novela no es la más relevante de John Brunner, conocido sobre todo por la Trilogía del desastre; pero tiene su interés. La encontré en una librería de viejo por un euro y fui incapaz de dejarla allí; el precio era demasiado bueno. Además, estaba en condiciones aceptables a pesar de ser bastante añosa, ya que fue editada en el setenta y siete. Carecía de sinopsis y preferí no hojearla para que el argumento fuese una sorpresa. Lo cierto es que me pareció aceptable. 

Tras superar la velocidad de la luz, los humanos se atreven a viajar por primera vez a otro sistema para echar un vistazo. Todo parece indicar que la misión ha sido exitosa: los audaces pioneros consiguen regresar a la Tierra y la nave está en perfecto estado. Sin embargo, su descenso al planeta se retrasa más de lo debido y los ciudadanos comienzan a inquietarse. Por si fuese poco, aparecen imágenes amenazadoras en el cielo, monstruos de dimensiones lovecraftianas que, desde luego, no contribuyen a la calma general. 

Un periodista consigue descubrir la aterradora verdad: los tripulantes se han trasformado en una especie de monstruo y están retenidos en la nave. Siguen manteniendo sus recuerdos, pero sus cuerpos son completamente distintos. Asimismo, se han visto algunos miembros de la tripulación en la Tierra, lo cual sugiere que se trata de intrusos estudiando la sociedad humana. ¿Qué intenciones tienen? ¿Volverán los tripulantes a ser como antes? ¿Son ellos realmente? ¿Qué son esas imágenes celestes? 

Esas preguntas son las que incitan al lector a pasar páginas, y funcionan porque es difícil soltar la novela hasta que se termina. Ahora bien, yo me hago otra: ¿no es mucha casualidad que el protagonista se encuentre al principio con su hermano, uno de los tripulantes? También cabe preguntarse cómo se las arreglan esas celebridades para pasar desapercibidas entre la población, lo cual parece un despiste del autor. Por suerte, eso se explica en las últimas páginas; aunque no descarto la posibilidad de que fuese un error enmendado en el último momento. De todas formas, son detalles irrelevantes que pueden ignorarse con facilidad. 

No hay ningún personaje destacable, ni siquiera el protagonista, y muchos diálogos son apagados. La fuerza de la novela reside en la trama y el ritmo, pues las descripciones son breves y se hace un numeroso uso de la elipsis. Lo malo es que en algunas partes esos saltos invisibilizan escenas que podrían ser sugerentes, como las últimas entrevistas con el tripulante-monstruo. 

El final es lo mejor, al menos para mí. Se trata de una revelación inesperada que mezcla pesimismo y esperanza. Pienso que entronca perfectamente con lo anterior, se siente como el desenlace que debía ser. No decepciona. 

Se trata, en definitiva, de un libro mediocre pero entretenido. Cumple con lo primordial, que es hacer pasar un buen rato al lector. Lo recomiendo como lectura ligera. Imagino que los títulos de la Trilogía del desastre —Todos sobre Zanzíbar, Órbita inestable y El rebaño ciego— tendrán más nivel. Quizá los lea y reseñe por aquí. 

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