martes, 16 de abril de 2024

The Ark

 

En general, las críticas que cosechó The Ark fueron demoledoras: presupuesto exiguo, malas actuaciones, ritmo muy acelerado... Cuando empecé a verla por curiosidad, la primera impresión fue terrible; me pareció difícil que una serie pudiese empezar peor y suscribí cada una de esas críticas. 

Pongámonos en situación: la tierra está muy mal y hay que escapar de ella, así que un tipo diseña una nave que puede viajar hasta otro planeta. Varias de esas naves comienzan el viaje, pero una —la de los protas— es impactada por algo que casi la destruye y ahora toca sobrevivir. Es un argumento que puede dar mucho juego a pesar de su poca originalidad. Por desgracia, no se supo aprovechar. O eso pienso yo. 

Un presupuesto pequeño puede paliarse con un buen guion, pero incluso eso falla en The Ark. Casi todos los personajes relevantes son de cartón piedra: tenemos un joven enjuto y con gafas cuya característica principal es... ¿lo adivinas? Sí, la inteligencia. También hay una versión femenina del mismo, una chica que no sabe callarse en los momentos críticos. Ambos personajes sirven para resolver algunos problemas que se van presentando, a veces de manera casual y cogida por los pelos. ¿Falta comida? No hay problema, el joven científico se trajo un montón de tierra y semillas de contrabando sin que se entere nadie. 

La doctora, en un alarde de originalidad que jamás se había visto en la televisión, se vuelve adicta a los medicamentos. Ése es su arco: está agotada y se medica. Al menos supera a otro personaje que aparece mucho y tiene unas cuatro frases en toda la temporada. Tampoco podía faltar el clásico tipo fuerte y guaperas; aunque aquí, sorprendentemente, cobra cierto interés en los capítulos finales. El resto no es mucho mejor. Prefiero no decir nada del antagonista porque ni siquiera es coherente. 

Ah, se me olvidaba: hay una ingeniera muy traumatizada por la pérdida de su pareja, tanto que se queda prendada de otro en la primera temporada. Esto lo compraría si tardase más en desarrollarse... Sí, sucede en la vida real; sin embargo, lo que pasa en la realidad no tiene por qué resultar creíble en la ficción. Depende de cómo se construya. Aquí no me termina de convencer. 

Algunas líneas de diálogo son lugares comunes y predecibles. Recuerdo decir «siempre hay una primera vez» justo antes de que alguien, no recuerdo quién, lo dijese. Y las estructuras de los capítulos se repiten demasiado: presentación de un problema, resolución y cliffhanger. No se complicaron la vida, vaya. En honor a la verdad, he de decir que un par de giros me parecieron sorprendentes y bien integrados, sobre todo el que concierne al guaperas. El problema es que los actores a veces se notan faltos de naturalidad, no te los crees. 

Ninguno de los primeros capítulos se salva: además de lo anterior, el ritmo es tan rápido que no da tiempo a conocer bien a los personajes. En consecuencia, hay una barrera que le impide al espectador llegar a los capítulos donde todo mejora un poco. No digo que la serie se vuelva buena, ojo, sino aceptable. Lo suficiente para que pueda ser disfrutada por aquellos a los que les apasione esa clase de argumentos. A mí me entretuvo e incluso estoy esperando la segunda temporada. Ojalá la parte final no estuviese lastrada por una promesa rota y un antagonista decepcionante. 

Todo esto me hace preguntarme por qué me lo pasé bien con ella. Imagino que se debe a que la situación de supervivencia engancha por sí sola, sin necesidad de grandes ingenios. ¿Café para los muy cafeteros?