lunes, 3 de abril de 2023

El fantasma en la máquina

 

El arte que producen las inteligencias artificiales es rudimentario, pero voy a abordar el tema como si ya lo dominasen. Me parece más interesante así. 

Como suele ocurrir, se han formado dos bandos con una opinión totalmente opuesta. Tesis y antítesis. Intentaré vislumbrar la síntesis, aunque lo más probable es que yerre el tiro porque el objetivo está a mucha distancia. 

Tecnófilos y tecnófobos están ahora frente a frente, formando regimientos y disparando a discreción. Los primeros afirman que se trata de una herramienta maravillosa que cambiará todos los paradigmas, y los segundos quieren destruirla antes de que se acabe el mundo. Hay algo de verdad en esas reacciones viscerales. Lo fácil, por supuesto, es chasquear la lengua y poner tus ideas por encima de las demás; pero es más divertido intentar comprender a cada cual. 

Gracias a la IA, cualquiera podrá ser creador de imágenes, textos o sonidos impresionantes. Quizá eso acabe siendo una herramienta muy útil para todo tipo de artistas, y un buen método que los profanos podrán usar en diferentes ámbitos. Embellecer una página será más fácil que nunca, o buscar ideas de apoyo. La IA en sí no tiene nada de malo, como tampoco lo tendría la aparición repentina de los androides. 

Por otro lado, hay que tener en cuenta el contexto: no estamos en una utopía donde los sestercios han desaparecido, igual que en Star Trek, sino en un entorno capitalista. Es un hecho que hemos nacido en él... y moriremos en él. No parece que se avecinen cambios en el horizonte. Por ende, habrá quien intente aprovecharse de la situación para obtener beneficio. Habrá trabajadores que serán sustituidos por IA. 

Independientemente de que se esté o no de acuerdo con esto, es imparable. Algunos artistas desean que se detenga, pero el leviatán seguirá su marcha sin ni siquiera percatarse de ellos. Quizá aparezcan dos corrientes éticas después de un tiempo: unos preferirán usar arte generado por IA con fines económicos, y otros no. Asimismo cabe la posibilidad de que se valore más el trabajo artesanal, de que la IA se use sólo para elaborar arte genérico. Hay cierto atractivo en consumir algo producido por un humano con sus filias, fobias, errores. La personalidad que eso imprime en las obras las llena de belleza. Como dije hace tiempo, leer a algunos autores es como reencontrarse con un viejo amigo. 

Con todo, esta nueva herramienta no funciona sola: necesita a un humano dando instrucciones. Creo que se comete un error al hablar de arte hecho por IA, ya que más bien es una mezcla de IA y humano. Sin embargo, usar esa herramienta no te convierte en artista. En Star Trek: Voyager cualquiera puede pedir la comida que desee en un replicador, pero no son cocineros por ello: hay un personaje que se encarga de ese rol, de hacer comida con sus manos. 

¿Es arte lo que produce una IA? Rotundamente sí: el arte existe por sí solo, da igual quién o qué sea el creador. Y que la IA se limite a recoger fragmentos de imágenes para formar las suyas es irrelevante: ¿qué humano no produce arte gracias a sus experiencias con el mismo? La definición de la RAE está obsoleta, a mi parecer. 

Un aspecto negativo es la tendencia a depender cada vez más de la tecnología. Yo no veo sentido en usar IA para escribir, porque quiero tener el control absoluto de todo. Además, me gusta el trabajo e ir construyendo una historia poco a poco. Es satisfactorio, como montar una maqueta. ¿Imaginas que se pudiese pulsar un botón para que esa maqueta se hiciese sola? ¿Qué mérito hay en ello? Ninguno, pero sí puede haber varios objetivos que pueden llevar a hacerlo, y algunos son negativos desde un punto de vista ético. 

Será interesante ver cómo evoluciona todo esto. Si las IA comienzan a devorar trabajos, como temen algunos, la productividad irá siendo sustituida por el consumo, lo cual podría generar una ola de nihilismo y depresión. Imagina vivir en un sistema donde tu único propósito es adquirir productos. 

Por supuesto, una sociedad culta, reflexiva, podría gestionar estos avances para que el impacto sea mínimo. Desgraciadamente, no vivimos en esa sociedad.