jueves, 1 de febrero de 2024

El perro de la guerra y el dolor del mundo

 


He leído varias veces que ésta es la mejor novela de Moorcock; así que, llevado por la curiosidad, eché un vistazo en internet para comprarla en papel. Como lleva descatalogada desde hace bastante, los precios eran prohibitivos, muy superiores a su valor real. Y eso sin tener en cuenta lo mala que es la traducción al castellano. Por lo tanto, decidí ponerme un parche en el ojo y un loro en el hombro. Moorcock es el autor que más me ha influido y no estaba dispuesto a dejar escapar su obra magna. 

Soy consciente de que es un escritor con ciertas limitaciones: algunas ideas mal aprovechadas, prosa normalita, ritmo irregular... Sin embargo, nada de eso es lo verdaderamente importante. Hay videojuegos con gráficos terribles que se siguen jugando décadas después porque son muy divertidos, y eso es lo que le pasa a Moorcock: sus historias son divertidísimas. El telos, el objetivo, de una novela es entretener. Si quiero aprender historia, no abro una novela histórica. Por supuesto, una novela también puede enseñar; pero eso es secundario: si lo primero no se cumple, tampoco se cumplirá lo segundo porque el libro será abandonado. Moorcock entendió esto muy bien cuando dijo su famosa frase: «Prefiero ser un mal autor con buenas ideas que un buen autor con malas ideas». 

También hay que tener en cuenta que es mejor leerlo de joven. A menos que tu niño interior siga con vida, lo cual es difícil, no te impactará de la misma manera. 

Dicho esto, vayamos a lo que venimos, a El perro de la guerra y el dolor del mundo. El título me parece fenomenal, pero ¿estará la obra a su altura? 

El argumento es interesante, una versión oscura de los mitos artúricos. Ulrich von Beck, soldado mercenario, ha aprendido a sobrevivir en la convulsa época de la guerra de los treinta años. Ciudades carbonizadas, muertos por doquier, asesinatos, violaciones. En un marco así, es difícil mantenerse en el camino del bien si quieres seguir con vida. Ejemplo: ¿robarás comida o morirás de hambre? No es de extrañar, en consecuencia, que el protagonista sea alguien que ha hecho de todo. Sin embargo, eso no es problema para su señor: nada más y nada menos que Lucifer. Éste le encarga la difícil tarea de conseguir el santo grial; difícil porque Beck no es precisamente alguien con un pasado limpio. 

Los primeros capítulos me preocuparon: a pesar de que se narraban escenas sugestivas, el ritmo me parecía muy lento. Pensaba que no ocurrirían demasiadas cosas en apenas doscientas páginas. Por suerte, Moorcock acelera el ritmo a medida que se acerca el final; así que la novela termina de una manera satisfactoria, muestra la cantidad suficiente de acción. Y el mensaje que quiere transmitir me parece hermoso, no se me ocurre otra palabra para definirlo. Prefiero no explicarlo para no destripar nada. El perro de la guerra y el dolor del mundo, para mí, no es sólo la mejor obra del autor, sino una de las mejores del género. Por supuesto, no es perfecta: hay largos diálogos en contextos donde no debería haberlos, anáforas discutibles o cambios bruscos de un lugar a otro. Pero todo eso palidece al lado de sus virtudes. Quizá la más destacable de ellas sea la atmósfera de sordidez que rodea a los protagonistas. 

Una curiosidad: Moorcock critica abiertamente la obra de Tolkien; pero aquí hay un personaje, Philander Groot, que tiene algunos paralelismos con Bombadil. Apostaría a que éste fue una inspiración, aunque no es posible saber si fue consciente de eso o no. Tampoco es que tenga mucha importancia. 

Creo que éste es uno de esos títulos que nunca deberían estar descatalogados. Si de mí dependiese, tendría una edición a la altura, bien traducida y con ilustraciones. Mi consejo, en caso de que no lo encuentres a buen precio, es que hagas como yo... «Quince hombres sobre el cofre del muerto. ¡Yo, ho, ho! ¡Y una botella de ron!». 

3 comentarios:

  1. Buf. No soy capaz con Moorcock. He leído cosas de Elric, Corum, Ereköse, El bastón rúnico en su edición del Círculo de Lectores... Me estoy planteando volver a empezar con él, pero me da pereza.

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    1. No eres el único: creo que es uno de esos autores que conviene conocer en la edad adecuada; luego puede que sea tarde.

      Seguro que ésta te gustaría, aunque tienes que perdonar algunas cosas custionables.

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    2. Cuestionables* A veces falla mi teclado. Va siendo hora de cambiarlo.

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