domingo, 23 de mayo de 2021

La canción de Albión

 


Han pasado unos cuantos años desde que intenté leer esta trilogía por primera vez, tantos que me asombraba recordar algunas partes. Lo que no recordaba era por qué había abandonado en Mano de plata, así que mi curiosidad hizo que desempolvase los libros para regresar a Albión. 

El primero me enganchó una barbaridad y lo terminé en un par de días; aún me parece una gran novela a pesar de sus pocas taras. El segundo... me hizo ver de inmediato el motivo de que fuese abandonado. Lawhead, el autor, hace algo que considero poco recomendable cuando el lector acompaña a un personaje durante mucho tiempo: cambia al protagonista. La narración en primera persona pasa del héroe al clásico compañero, lo cual provoca una cierta confusión durante un rato, al menos a mí. Además, en La última batalla cambia de nuevo, el héroe vuelve a ser el narrador. Pienso que es innecesario, aunque quizá me equivoque. Si fuese una obra coral, otro cuervo graznaría. 

Vamos al lío: todo empieza con dos jóvenes universitarios, Simon y Lewis. El primero es altivo, ha tenido una vida fácil gracias a su posición; el segundo sirve de contraste para generar un conflicto inevitable. Ambos son amigos que estudian la cultura celta, y el entusiasmo de Simón arrastra a Lewis hacia una granja donde se dice que apareció el cuerpo de un uro. Ése es el primer contacto con Albión, un mundo bucólico y céltico en el que los protagonistas vivirán sus aventuras. Accederán a él mediante un cairn, un montículo de piedras que puede tener varios propósitos: marcar un lugar sagrado, recordar una batalla importante, etc. 

Lawhead construye su universo inspirándose en el mundo de las ideas de Platón: todo lo que hay en el otro lado es más bello, perfecto, benévolo. Y está conectado a nuestra realidad; es decir, lo malo que suceda en Albión repercutirá en nosotros. Por eso es primordial que sea reparado lo que está corrompiéndolo. 

Las novelas enganchan porque Lawhead conoce y emplea las herramientas para que eso suceda. Asimismo sabe cómo conseguir que ames u odies a un personaje. De hecho, en esta trilogía encontrarás a uno de los villanos más odiosos del género fantástico. Lo único que me desagrada es el ritmo, lastrado por la paja reiterativa de algunos fragmentos. A veces los personajes realizan acciones banales, o se repiten diálogos y reflexiones. No sucede muy a menudo, pero sucede. Es frustrante cuando deseas que se acabe ya de una vez esa maldita escena interminable que no te interesa ni lo más mínimo. Tuve la tentación de saltarme páginas más de una vez porque son fragmentos que no aportan nada, lo importante permanecerá inalterado tanto si los lees como si no. 

La canción de Albión no cuenta nada nuevo, no es original en ningún sentido; pero está muy bien ejecutada y cumple de sobra, tiene todo lo que uno espera de una obra del género: romances, duelos, batallas, misterios. Por ende, la recomiendo, sobre todo si la encuentras por ahí a buen precio.