miércoles, 15 de mayo de 2019

Hegemony Gold: Wars of Ancient Greece


Buscando un juego de estrategia que tuviese una pizca de originalidad, encontré éste en steam y me decidí a probarlo porque no se asemeja a las sagas más conspicuas. Sinceramente, me conformaba con que fuese entretenido, aceptable; pero tras jugarlo unos días he descubierto que mis expectativas han sido superadas con amplitud.  

A través de un sencillo tutorial, seguimos los pasos de Filipo II para convencer a sus vecinos de que con él en el poder estarán mejor, lo cual es verdad: esos griegos andaban a la gresca un día sí y otro también. Unas cuantas cargas de caballería —al principio sólo tenemos a la unidad de los hetairoi; o sea, a la guardia personal— bastarán para incrementar nuestro número de ciudades, tropas y esclavos. Éstos últimos son muy importantes porque pueden construir muros, trabajar en las minas o transportar comida para las tropas.


Las batallas, por supuesto, consisten en posicionar bien a las falanges mientras se flanquea con caballería; nada complicado. El reto está en conquistar sin perder de vista lo conquistado, porque la IA puede atacar de improviso en cualquier momento. Y cuanto más crezcan nuestros dominios, más crecerán los rincones por donde pueden colarse enemigos. Hegemony es a tiempo real, pero que no cunda el pánico: una lucecita parpadea cada vez que hay una invasión. Si no fuese así, perderíamos varias ciudades antes de darnos cuenta. Es lo malo de que todo ocurra a la vez y no tengamos el don de la ubicuidad. Por eso suelo preferir los juegos por turnos. 

Además de amurallar todo lo amurallable y de paso sembrarlo de guardias, está la diplomacia; con ella se solicitan treguas para tener unos cuantos meses bonancibles. Es útil pero simplona: paz, guerra y alianzas. No estamos, desde luego, ante un Europa Universalis. Lo gracioso es que el tráiler afirma que la diplomacia es elegante. Pues vale. Supongo que puede calificarse así. Qué listos son, ¿eh?

Los gráficos, desgraciadamente, no son nada del otro mundo; aunque yo creo que cumplen de sobra porque en los juegos de estrategia son menos esenciales. Estimo que los de Hegemony están a la altura de un Total War clásico, lo cual es suficiente. La parte buena de eso es que pide muy pocos requisitos, así que no debería dar problemas en ordenadores un poco viejos.


Una de las curiosidades del juego es el zoom —¿en serio los de la RAE han dicho que puede escribirse «zum»?—: si giras la rueda del ratón, verás cómo el mapa a vista de pájaro, con figuras de edificios y unidades que parecen salidas de un juego de mesa, se transforma en bonitas ciudades y vistosas tropas. Esto es mucho más cómodo que hacer clic en un menú o darle a alguna tecla.

Como el mapa es enorme y hay varias facciones —puedes jugar con espartanos, atenienses, cretenses... hasta con los persas, si quieres—, la duración es larga. Los quince euros que cuesta se ven compensados de sobra. Otras buenas opciones si te gusta el periodo antiguo son Field of Glory 2, muy enfocado a las batallas, y Europa Universalis: Rome, donde Pirro y sus aterradores elefantes te van a tocar las narices nada más empezar. Cualquiera de los dos títulos mencionados te dará más horas que Hegemony, pero éste es dinámico y sencillo, perfecto cuando no quieres complicarte la vida.