miércoles, 26 de junio de 2024

Sobre el cine de superhéroes

 

Como ya sabrás, a Scorsese no le agradan las películas de superhéroes. Llego a decir, si lo que leí es cierto, que ni siquiera deberían considerarse cine. Esto cobró relevancia porque Scorsese no es cualquiera: dirigió Goodfellas, nada menos, o Taxi Driver. Obras maestras que han tenido mucho peso en la industria. 

Yo no soy muy cinéfilo y las pelis de superhéroes no despiertan mi devoción; sin embargo, me lo pasé muy bien viéndolas. Cumplen con el objetivo básico de entretener, que es de lo que se trata. ¿Por qué, pues, una parte del público siente escalofríos cuando un enmascarado aparece en la pantalla? La respuesta es fácil: subjetividad. Tu gusto no siempre tiene que coincidir con el mayoritario. A mí no me gusta el fútbol, pero aprendí a convivir con su omnipresencia. 

Desde luego, no es el cine más profundo o complejo; pero eso carece de importancia: que algo sea más profundo o complejo no quiere decir que sea mejor. Es más, quizá sea hasta peor si está mal construido. Por otro lado, también existe la creencia pueril de que la violencia equivale a lo adulto, lo cual es falso. Tengo un cómic, La casta de los Metabarones, donde se muestran todos los tabúes imaginables, y no lo considero más adulto que algunas tiras de Calvin y Hobbes

Además, la riqueza está en la variedad. Es bueno que haya obras de todo tipo para que todas las preferencias sean satisfechas. Es un poco egoísta desear que sólo se produzca aquello que te agrade. También es absurdo considerar de mala calidad aquello que te disguste. Lo ideal, por supuesto, es poder disfrutar de todo; pero comprobé que eso no está al alcance de cualquiera. Las idolatrías no suelen dejar espacio para otras visiones. Es frecuente, por ejemplo, que un fan de Star Wars critique e incluso odie Star Trek, o viceversa. 

Pienso que la aparición y el auge de este género era predecible: los efectos especiales contemporáneos permiten reflejar muy bien los superpoderes y sus consecuencias. Si alguien de los setenta viese una película actual, incluso una mala, alucinaría. 

¿Y son buenas estas pelis llenas de mamporros, humor, supervillanos y gente disfrazada? Pues depende. Unas son mejores que otras. No diré cuáles porque creo que es evidente. Lo interesante es que su paso por el cine dejará varias huellas memorables, igual que sucedió con el western. Estoy convencido de que, a pesar de lo que piensan algunos, habrá aficionados a este género dentro de mucho tiempo. Exploradores que encontrarán esas obras y las disfrutarán con una mezcla de curiosidad y fascinación. 

Será interesante descubrir cuál será el próximo género predominante. ¿Algún monstruo clásico? ¿Ucronías? ¿Futuros postapocalípticos? Si el Napoleón de Scott hubiese merecido la pena, quizá habría servido de catapulta para un montón de nuevas películas históricas. De todos modos, no es relevante qué género sea demandado por público, pues bajo esas mareas populares siempre habrá espacio para todo tipo de filmes. Hay joyas que se quedan ocultas en las profundidades abisales.