martes, 12 de agosto de 2025

El bosque del fin del mundo

 


Allá por el siglo diecinueve apareció El bosque del fin del mundo, una de las obras precursoras de la fantasía moderna. Con una prosa de sabor clásico, buen ritmo y atmósfera de cuento, William Morris escribió una historia sencilla que no envejeció nada mal, pues aún puede leerse y disfrutarse tanto como el día que vio la luz. Yo la terminé en poco tiempo y mantuvo mi interés alto en todo momento, desde la primera página hasta la última. Por ende, me atrevería a adelantar que es buena y recomendable; aunque sé que habrá a quien no le guste por diversos motivos. Me parece una lástima que sea difícil de encontrar. Si no me equivoco, en España la editó Miraguano durante los noventa... y no parece que haya una nueva edición en el horizonte. 

Pienso que funcionaría bien en el terreno juvenil gracias a su sencillez. Además, hay un misterio permanente sobre algunos personajes y el mundo que los rodea: la estructura recuerda, hasta cierto punto, al viaje del héroe; pero el «retorno» está imbuido de los mitos caballerescos. En consecuencia, la trama nunca deja de tener cierto halo de fantasía. Y es tan diáfana que se deja leer con velocidad, pues hay pocas situaciones y carece de subtramas. Haré una brevísima sinopsis: un hombre llamado Walter llega a una isla misteriosa donde un paso conduce al bosque del título. El «cruce del umbral» no tarda en producirse y se adentra así en un entorno fabuloso. En él conoce a la persona más importante del lugar: una dama poderosa que intenta someterlo, encandilarlo. Sin embargo, Walter no está interesado en ella, sino en una doncella que la sirve. Puedes verla en la ilustración de arriba. 

Se trata de una novela de situación; es decir, una donde los personajes se mueven en un lugar concreto durante gran parte del texto, igual que en Misery. No diré cómo, pero esa situación termina rompiéndose y desembocando en unos pocos nuevos escenarios absolutamente cautivadores. Tal vez sean percibidos hoy como clichés, sin embargo, debe tenerse en cuenta la fecha en que fue escrito el libro. A mí me gustaron. De hecho, me hallo sorprendido por lo mucho que disfruté. Estaba receloso porque el título me traía recuerdos nefandos de Bosque Mitago, pero ahora pondría a Morris entre los mejores autores del género. Por desgracia, la traducción en castellano no está a la altura; así que recomiendo leerlo en inglés si puedes hacerlo. 

Es posible pensar que este tipo de obras tienen menos mérito que algo muy elaborado, pero no cualquiera es capaz de cocinar una buena historia con escasos ingredientes. Hay bastantes casos donde las subtramas, comunes en obras más complejas, son rellenos irrelevantes o menos atractivos que la línea principal, y eso frustra al lector. En El bosque del fin del mundo, a pesar de que el viaje se detiene un rato, se va al grano y no transmite la sensación de que la trama se ha paralizado. 

Si buscas algo clásico y conocer a los padres del género fantástico, Morris es una buena opción para empezar. Y si acabas de leer una obra faraónica con un enredo descomunal, puede servir de descanso.