domingo, 14 de junio de 2020

La resurrección de Warhammer online


Como tuve algo de tiempo durante la cuarentena, aproveché para jugar unas cuantas partidas a Warhammer Return of Reckoning, título al que no me acercaba desde que salió en el lejano dos mil ocho. Fue más por nostalgia que otra cosa, porque no es lo mejor que conozco del género; pero ahora que está en un servidor privado ya no hay que pagar cuotas mensuales, y a caballo regalado... 

Además, tenía curiosidad por ver cuánto había mejorado, si es que lo hizo; así que lo instalé e hice un personaje de la destrucción. Hay dos facciones para escoger: orden y destrucción. Supongo que no es necesario aclarar quiénes son los malos, o los más malos, en este caso. 

Todo marchó como la seda al principio, cuando aún no recordaba las taras que me hicieron dejarlo en su día; pero éstas fueron apareciendo poco a poco. Adelanto que el juego es divertido, merece la pena aunque copie la fórmula del Dark Age of Camelot; sin embargo, tiene detalles que lo ensombrecen. De ti depende el darles mayor o menor importancia. Yo creo que no está mal para echar un rato alguna que otra vez.

Empecemos por lo positivo: hay un montonazo de personajes para escoger, desde un pequeño goblin burlón hasta un matador enano; es decir, un enano con cresta muy enfadado que quiere morir en combate. En total son veinticuatro clases diferentes, doce para cada facción. Y son asimétricas; cada una tiene sus peculiaridades. El arquero goblin, por ejemplo, tiene mascota y el elfo no. Esto logra que haya un personaje ideal para los distintos tipos de jugadores. ¿Te gusta ser un asesino solitario? Cazador de brujas. ¿Prefieres ir al centro de la batalla y proteger a tus compañeros? Caballero del sol llameante.

Los mapas tienen un tamaño considerable y en ellos ocurren batallas de grandes dimensiones. No es raro encontrarse con un asedio en el que toman parte doscientos jugadores, o ir tranquilamente por un camino y darse de bruces con una marea de enemigos al doblar la esquina. Sobra decir que esto es muy entretenido porque siempre hay un riesgo presente, una sensación de peligro. Incluso en el interior de un castillo puede atacarte un personaje basado en el sigilo y la infiltración. Cuando entras en la zona PvP de los mapas, debes aceptar que puedes morir en cualquier momento.

También hay escenarios a los que se puede acceder pulsando un icono. Son pequeños mapas con objetivos, como tomar banderas, donde luchan grupos reducidos. Escaramuzas, vaya. Están bien diseñados y entretienen bastante.

¿Dónde está, pues, lo malo? En los pequeños detalles. A priori, pueden parecer anodinos; pero son muchos y con el paso de los días van siendo cada vez más molestos. Por ejemplo, en las capitales de cada facción, lugares que vas a recorrer innumerables veces para conseguir equipo, hay unas puertas levadizas que debes abrir con un clic. Al principio hacen gracia. Luego llegará un momento en el que te preguntarás a quién se le ocurrió esa tontería que sólo sirve para molestar, igual que los enemigos situados en el medio de los senderos. No te van a matar; sólo quieren hacerte perder tu irrelevante tiempo. Pobrecillos.

Y eso no es todo, evidentemente: flechas y mascotas que atraviesan muros, rincones de apariencia inofensiva en los que te quedarás atrapado, obstáculos insignificantes que detendrán tu paso. Aun así, como dije arriba, es gratis y divertido. Si tuviese que ponerle una nota, sería un cinco. No es una obra maestra; pero tiene sus momentos. Si al menos estuviese mejor optimizado... 

No hay comentarios:

Publicar un comentario